viernes, 2 de marzo de 2007

Crema

La crema de tus palpitares se hace espesa por el lecho de mis calles andariegas
todo corre de manera sincera que es la manera más entendible
de todas las que hay disponibles.


El movimiento de tus llamas quemantes se hacen sentir con tus quejas
tus latidos de muda, no hablan, solo miras con esa cara de tristeza y de sapiencia
tus sudores son ásperos y sintéticos, me hacen sentir eléctrico.


Querer posarme en la cara del lecho sombrío de tus pasiones
para tomarme un sorbo de tus rabietas
es como subir a la glorieta de tus cultos salvajes
brincar en éxtasis, chupar tu crema savia de dulzuras...saber que existes.


A las quince de la mañana supimos quien iba a llegar primero
que lo primero no es llegar si no saber llegar y querer venirse y vestirse
comer un poco del manjar negro de tus escondites de chavo prieto
es posarme en tu regata de navíos algarete.


Fuimos el sonar de la marea larga que va y viene y no se detiene
el caudal de emociones del anhelado presagio que nunca llega y se consuma
la fe del que tiene y quiere más y logra menos por saber más de lo menos importante
todo lo querido y jamás permitido por las multitudes parlantes y deambulantes.


Tu aroma se quedó prendido en mis uñas y en mis dedos y en mi vástago
sabe a delicias del mas allá y las encuentro en el mas acá, right in my hand
te siento salada entre mis dientes del afrente y todo se hace latente
Te quedaste prendida en mis uñas y prendada en mis dientes.


He alzado la bandera del amor y he gritado a los cuatro vientos que somos uno y no dos
que la alegría se va divirtiendo de manera irrisoria entre nuestros lechos
que nunca se va acabar la copa de vino tinto que surge de tus nervios.


Y es que simplemente a las quince de la mañana seremos la crema y el sudor y el vino tinto.


© Alex Samuel Vélez

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